Translate

lunes, 14 de mayo de 2012

MALA MEMORIA A LOS 48 AÑOS


¿Es verdad que se pueden hacer algunas cosas para prevenir la pérdida de la memoria con la edad? Tengo 48 años y creo que mi memoria es muy mala, comparado frente a sólo unos años atrás.




RESPUESTA del Dr. Ronald C. Petersen, Centro para Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer, Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, Estados Unidos:

Por lo general, la memoria es menos eficiente conforme avanzan los años. A pesar de que no exista ninguna manera comprobada de prevenir la pérdida de la memoria, se pueden tomar algunas medidas posiblemente útiles. No obstante, si la pérdida de la memoria empieza a interferir con sus actividades cotidianas, o si le preocupan los cambios en ella, consulte con el médico.

Según las personas envejecen, en el cerebro disminuye la cantidad de células, o neuronas. Esa disminución puede dificultar el aprender cosas nuevas o recordar palabras y nombres conocidos. Podría ser difícil recordar los nombres de personas conocidas, por ejemplo, o tener problemas para encontrar los lentes de lectura o las llaves del automóvil. A algunas personas les preocupa que esas lagunas mentales sean una señal del inicio de la enfermedad de Alzheimer o de demencia, pero ese rara vez es el caso.




Existen varios cambios que se pueden realizar en el estilo de vida para fortalecer la memoria. Primero, permanezca física y mentalmente activo. La actividad física aumenta el flujo sanguíneo al cuerpo, incluso al cerebro, y eso puede ayudar con la memoria; por lo tanto, salga a dar una caminata rápida o un paseo en bicicleta, o vaya a nadar o a esquiar. Haga cualquier cosa que disfrute y permanezca siempre activo.

La actividad física ayuda a mantener en forma al cuerpo, y la actividad intelectual hace lo mismo por el cerebro. Leer, escribir, ver películas u obras de teatro, jugar juegos o conversar sobre eventos de actualidad pueden ser actividades agradables. Igual que en el caso anterior, encuentre actividades que disfrute y no deje de hacerlas.

Segundo, permanezca dentro de su red social o involúcrese en alguna. Según la persona envejece, existe una tendencia a retraerse socialmente. Interaccione con familiares y amigos, o con entidades cívicas, religiosas o comunitarias. Estar en compañía de otros puede reducir el riesgo de sufrir depresión, aparte de disminuir el estrés, y posiblemente ambas cosas desempeñan alguna función en la pérdida de la memoria.

Tercero, aliméntese sano. En general, una alimentación que mantenga sano al corazón puede hacer lo mismo con el cerebro. Dicha alimentación normalmente incluye cereales integrales, carnes magras, aves y pescados, y por lo menos cinco porciones de frutas y verduras al día. Además, beba suficiente cantidad de agua y restrinja el consumo de alcohol, porque la deshidratación y demasiado alcohol pueden conducir a un estado de confusión y posiblemente a perder la memoria.

Cuarto, no pierda la organización. Puede estructurar sus actividades diarias para que disminuya la posibilidad de olvidar algo que debía hacer o dónde se encuentra alguna cosa. De igual manera, puede ayudarle hacer listas, guardar las cosas en el lugar correspondiente y deshacerse de todo el desorden. Por último, procure dentro de lo posible enfocarse en una cosa a la vez. Hacer varias cosas al mismo tiempo podría demostrar su eficiencia, pero puede ser estresante y distraerle. Nada de eso es bueno para la memoria.

Si pese a intentar realizar estos cambios en su vida, todavía le parece que tiene un problema importante con la memoria, o le preocupa algún cambio reciente en la misma, haga una cita con su médico de cabecera. El médico puede hablar con usted sobre los síntomas, así como revisar los antecedentes médicos familiares, los medicamentos y los suplementos alimenticios que toma. En algunos casos, la pérdida de la memoria puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos. El médico además puede hablar con usted sobre el nivel de estrés en su vida y cualquier cambio importante que haya enfrentado.



FUENTE:vidaysalud.com

PARO CARDIACO E INFARTO-DIFERENCIAS

Aunque se les confunde con frecuencia, un ataque al corazón o infarto es diferente a un paro cardíaco. En este artículo te contamos la diferencia para que puedas reconocer cada una de estas situaciones y actuar con velocidad ante una emergencia médica.


Un ataque al corazón o infarto de miocardio es diferente a un paro cardíaco, aunque ambos pueden dejar secuelas permanentes en las personas que los sufren y también tener consecuencias tan serias como la muerte.

No es difícil comprender la diferencia entre uno y otro. Para ello es de mucha ayuda conocer un poco más en detalle cómo funciona el corazón. ¿Sabías que éste órgano es un músculo?

Este músculo tan importante que es el corazón se ocupa de bombear la sangre hacia todo el cuerpo, y de ese modo, distribuye oxígeno y nutrientes a todas las células del organismo. Para ello cuenta con un sistema eléctrico interno que controla el ritmo de los latidos, que siempre debe ser constante.

Cuando por algún motivo el corazón deja de bombear se produce lo que se conoce como un paro cardíaco o paro cardiorespiratorio (en el último caso los pulmones dejan de funcionar también). Entre sus posibles causas se encuentran las siguientes:

Algunas arritmias (cuando los latidos del corazón tienen un ritmo irregular).

Una pérdida excesiva de sangre debido a una lesión o a un sangrado interno.

La falta de oxígeno, provocada por una asfixia (atragantamiento), un ahogo o un ataque de asma severo, por ejemplo.

Hipotermia (baja severa de la temperatura del cuerpo), baja severa de la presión arterial e incluso, la electrocución.

Tener ciertos trastornos genéticos (hereditarios) que afectan al corazón.

Es posible que se produzca un paro cardíaco y no se pueda identificar específicamente la causa. Lo cierto es que si una persona tiene un paro cardíaco y no recibe atención médica de inmediato, puede morir en pocos minutos. Es por eso que hay que llamar a los servicios de emergencia sin perder ni un segundo. Si hay a mano un desfibrilador automático externo (AED), se debe utilizar siguiendo las instrucciones del equipo. El desfibrilador automático externo aplica corrientes eléctricas que pueden estimular al corazón para que inicie su actividad. Si no se cuenta con un AED, entonces se debe comenzar la resucitación cardiopulmonar (RCP), para mantener el flujo de oxígeno y de sangre al corazón hasta que llegue la ayuda profesional, y así evitar daños irreparables al cerebro y a otros órganos vitales. Las compresiones en el pecho son útiles para mantener el bombeo, aún cuando no se aplique la respiración boca a boca hasta que lleguen los paramédicos o la ayuda de emergencia.

Por otro lado, aunque un ataque al corazón o un infarto puede afectar seriamente al músculo cardíaco, es diferente. En este caso, el corazón continúa latiendo, pero la sangre no puede llegar a él (o a una parte del corazón) porque un o más vasos sanguíneos se encuentran obstruidos (tapados). Los vasos sanguíneos son las arterias coronarias, las encargadas de llevar la sangre oxigenada al corazón. Al no recibir la sangre que el corazón necesita, se produce el infarto, es decir, un daño permanente al músculo cardíaco. Conviene que sepas que un ataque cardíaco o infarto, si es demasiado severo, puede provocar un paro cardíaco, pero no al revés.

Si una persona sufre un infarto también se encuentra en una situación de emergencia y necesita atención médica con urgencia. La señal más notoria de un infarto es sentir una molestia o dolor en el pecho, que puede expandirse a los brazos, el hombro, el cuello, los dientes, la mandíbula, el estómago o la espalda.

Generalmente, el dolor dura más de 20 minutos y puede aparecer y desaparecer. También puede ser leve o intenso y sentirse como una presión u opresión, como si tuvieras algo muy pesado y aplastante sobre el pecho o una indigestión intensa.

Otros síntomas de un ataque cardíaco pueden ser: falta de aire, náuseas, vómitos, vértigo, mareos, sudoración, ansiedad, tos, desmayo y palpitaciones (que es la sensación de que el corazón está latiendo o de manera irregular).

En cualquier caso, antes de que te angusties, ten en cuenta que tener un solo síntoma no necesariamente significa que se trata de un infarto, pero si se repite o sientes más de dos a la vez, vale la pena que busques ayuda de inmediato, especialmente si tienes otros factores de riesgo como presión alta o diabetes, o si ya has tenido algún problema en el corazón.

Si eres mujer, recuerda que la idea de que los infartos afectan sólo a los hombres es un mito: actualmente se sabe que las mujeres tienen prácticamente el mismo riesgo de sufrir ataques al corazón que los hombres, sólo que en ellas los síntomas son diferentes. En las mujeres un ataque al corazón puede parecerse a una indigestión, y pueden o tener poco dolor o no tener dolor en el pecho y tener otras señales como fatiga, náuseas, falta de aire y dolor en la mandíbula o en la espalda.

Si quieres evitar problemas en tu cardiovasculares, es fundamental que mantengas hábitos de vida saludables que, en este caso, son los mismos para prevenir tanto un infarto como un paro cardíaco ya que favorecen la salud del corazón. Ponte como meta lo siguiente:

Mantener bajo control la presión arterial, la glucemia (el azúcar en la sangre) y el colesterol.

No fumar y limitar el consumo de alcohol.

Evitar el sobrepeso.

Llevar una dieta balanceada, que sea baja en grasas saturadas y productos de origen animal y alta en frutas, verduras y granos integrales.

Hacer ejercicios de manera regular (pero consulta con tu médico si debes tener algún cuidado en particular).

Evitar la depresión.

Anímate, todas estas prácticas no sólo mejorarán la salud de tu corazón sino que también mejoraran tu calidad de vida

fuente:vidaysalud.com

viernes, 4 de mayo de 2012

CONSEJOS DE MAQUILLAJE PARA MUJERES MAYORES



Tips de maquillaje para mujeres mayores de 50 años

Prueba lápices de ojos en vez de delineadores líquidos

Los lápices de ojos son más suaves que los delineadores líquidos, que pueden ser muy duros para los ojos envejecidos. Para suavizar la línea, difumina con tus dedos. Y no delinees dentro de los ojos si es que son pequeños, ya que los hará parecer aún más pequeños.

Has de tus ojos el centro de atención con los tonos de sombra adecuados

Esto desviara la atención de cualquier línea o pata de gallo. Mejora el color de tus ojos con sombras que logren hacer que se vean más grandes. Para ojos marrones o castaños, los tonos dorados o marrones son preciosos. Los ojos azules se ven muy bien con gris azulado y los ojos marrón claro u oscuros se ven fantásticos con sombras oscuras.


Como ocultar las patas de gallo

La gente comienza a desarrollar patas de gallo alrededor de los ojos a los 30 años. La gente las llama también “líneas de felicidad” y las considera un signo de buena vida. Pero no todo el mundo piensa así. Se pueden arreglar con Botox o rellenos, pero existen otras técnica no invasivas para ocultarlas o disminuirlas.

No te excedas con el maquillaje

Menos es más cuando se trata de maquillaje a medida que envejeces. No quieres excederte con la base, el delineador y el lápiz labial oscuro. En vez de eso, usa lápices, cremas hidratantes con color y un toque ligero de sombra y lápiz labial.

Cuida tu piel

La clave para verse más joven de lo que eres es conseguir que tu piel este en buena forma. Una buena rutina de cuidado de la piel creara la ilusión de juventud. No solo debes limpiar e hidratar la piel, también debes exfoliar semanalmente y considerar antioxidantes o productos con vitamina A. Las máscaras súper hidratantes pueden hacer maravillas a la piel madura. Y si realmente quieres deshacerte de las arrugas, podrías consideras laser, Botox o rellenos.

Como ocultar la piel suelta

A medida que envejecemos, puede que comencemos a notar un gran cambio bajo la barbilla. Puede que desarrolles cuello de pavo o una doble papada. Sea cual sea el caso, es posible que desees ocultarla. Puedes ver a un cirujano plástico para que te haga un lifting bajo la barbilla, pero si no quieres gastar el dinero o pasar por una cirugía, existen maneras menos caras de ocultar la piel suelta.

Adelgazar las cejas espesas

Mantener tus cejas bien cuidadas es como hacerse un lifting sin cirugía. Estos son algunos tips para tener cejas perfectas: - Has que tus cejas sean arregladas por un profesional: Nada abre más los ojos que las pestañas rizadas y las cejas definidas. Si no puedes pagar una depilación con cera de manera regular, usa el trabajo de un profesional como el mapa para que tú misma lo hagas en el futuro. Simplemente quita las cejas que crecen entre la depilación hecha por un profesional - No te dibujes las cejas: ¿Has visto la línea dibujada con lápiz en algunas personas? Bueno, esas líneas lo único que hacen es hacerte ver mayor. - Evita depilarte las cejas canas: Mejor ocúltalas con polvo o lápiz para cejas.

Adelgazamiento de los labios

Alguien dijo alguna vez que los labios delgados son un signo de inteligencia. A medida que envejecemos, nuestros labios pierden un poco de grasa. Estos tips sirven para hacer que se vean más rellenos.

Elegir el color adecuado es lo más importante:

El artista del maquillaje Bobbi Brown sugiere saltarse los colores brillantes y optar por un color que sea uno o dos tonos más oscuro que el color natural de tus labios. Crea una línea coloreando primero el labio con un delineador, luego aplica brillo o lápiz labial sobre el delineador. Considera dejar el lápiz labial y usar brillo labial en su lugar. El brillo crea la ilusión de volumen, especialmente cuando se aplica en el centro de los labios.

Como deshacerse del bigote

Tienes dos opciones para el bigote: La depilación con cera en casa o la llevada a cabo por un profesional. Para aclarar los bigotes oscuros, intenta con kits para aclarar, los que puedes encontrar en la farmacia o tienda de belleza.

fuente:bellezamodasalud.com

martes, 1 de mayo de 2012

COMO VESTIR ELEGANTE A LOS 60 AÑOS

Cada momento de nuestra vida el cuerpo cambia. Las mujeres, sobre todo, experimentan distintas variaciones que las hacen optar por una vestimenta que, evidentemente, no usarían en otra edad. Antes, las mujeres de 50 ya eran consideradas “viejas” y en consecuencia, usaban prendas acorde con esa edad, las cuales por lo general, eran bastante serias. Sin embargo, hoy las cosas ya no son las mismas; tener 50 años ó 60 años es visto como una edad adulta, sí, pero no senil como hasta un tiempo atrás. Muchos se están atreviendo a ir con la moda, a usar lo que verdaderamente les gusta, sin por ello perder clase, ni estilo.




Por eso, a continuación les damos unas breves recomendaciones sobre qué usar en los años dorados.

Los colores pálidos como el blanco o el crema iluminan el rostro, lo importante es optar por tonos neutros, formas y volúmenes simples que contribuyan en un vestir discreto. Se pueden usar jeans, pero es fundamental que no queden muy apretados, en ese sentido, los pantalones rectos son la mejor opción. En el caso de las faldas, es recomendable optar por aquellas que son de lino y que van combinadas con el clásico traje de chaqueta, siempre combinado en tonos claros. Es evidente que se debe prescindir de los escotes muy marcados, camisas sin mangas o faldas arriba de la rodilla, por lo cual la mayoría (sino todas) optan por el pantalón de corte masculino y las camisas de apresto.

Para la noche, está bien usar el negro y la gama de grises, teniendo presente que es bueno ser discreta. No es necesario renunciar a los tacos, pero sí estar muy cómoda en ellos. una vez más, acá lo importante es la calidad antes de la cantidad, porque el dolor que uno aguanta en zapatos incómodos a los 20, se resiste de manera muy distinta a los 60.
Tener 60 años es, para muchos, símbolo de elegancia y armonía. Por lo mismo, es bueno acentuar ciertos rasgos relacionados con esas virtudes, como por ejemplo, dejar las canas. Por esto, es importante combinar todo con un buen maquillaje y peinado






fuente:vistelacalle.com

DISFUNCION ERECTIL?, CONSEJOS QUE TE AYUDARAN

Aunque no lo digan abiertamente, para muchos hombres los medicamentos para tratar la disfunción eréctil o impotencia han llegado como caídos del cielo. Hasta finales del siglo pasado, el tener problemas de erección no era un asunto fácil de solucionar. Pero en este siglo los medicamentos como el Viagra, el Cialis o el Levitra les han calmado las angustias a más de uno, de una forma rápida, sencilla y accesible.


Hasta 1998, cuando se aprobó el uso de Viagra en Estados Unidos, la disfunción eréctil era un tema de preocupación. Y no es para menos, pues se estima que aproximadamente 30 millones de hombres sufren de impotencia en este país. Pero para alegría de muchos esa preocupación se quedó en el siglo pasado, y actualmente la Administración de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) ha aprobado dos medicamentos además del Viagra, que son el Cialis y el Levitra.

Si te estás preguntando qué tan cierto es que estos medicamentos en forma de pastillas, pueden ayudarte a tener una erección… la respuesta es: Sí, es cierto.

¿Cómo lo hacen? Ahí está el secreto. El Viagra, el Cialis y el Levitra forman parte de un grupo de medicamentos llamados inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5 en inglés), que funcionan inhibiendo una enzima que limita la cantidad de óxido nítrico que produce tu cuerpo naturalmente cuando te excitas sexualmente. Al tomarlos, aumenta la cantidad de óxido nítrico el cual hace que los vasos sanguíneos de tu pene se relajen y se ensanchen, y eso permite que fluya más sangre a tu miembro para que tengas una erección.



En términos generales los tres medicamentos funcionan de forma similar, aunque cada uno está compuesto de forma diferente. Por ejemplo, el Viagra tiene sildenafil, el Levitra tiene vardenafil, y el Cialis tiene tadalafil. Esta composición hace que cada uno tenga efectos diferentes. El Levitra y el Viagra deben tomarse entre 30 y 60 minutos antes de la relación sexual, pero el Cialis puede tomarse 15 ó 30 minutos antes. Y mientras el efecto del Levitra y el Viagra dura entre 4 y 5 horas, el efecto del Cialis puede durar hasta 36 horas.




Hasta el momento se ha reportado que son eficaces en el 70% de los casos, especialmente cuando la causa de los problemas de erección tiene que ver con el flujo de sangre que llega al pene. Si, por el contrario, tu disfunción se debe a problemas psicológicos o neurológicos (nervios atrofiados por cirugía de próstata, diabetes o lesión de la médula espinal), es muy probable que el Viagra, el Cialis o el Levitra no te puedan ayudar. Además, tú también debes ayudarles, pues la erección no sucederá si no te estimulas sexualmente.




¿Cuál será el mejor para ti? Eso debes consultarlo directamente con tu médico, pues aunque el Viagra, el Cialis y el Levitra han demostrado ser medicamentos seguros, todo depende de tus condiciones físicas, de las causas de tu impotencia y de los medicamentos que estás tomando, entre otras cosas.



Si tu médico te las recomienda, siempre debes tomarlas exactamente como te las recetan o como dice la etiqueta. Y por nada del mundo tomes más de 1 dosis al día.


FUENTE:vidaysalud.com

viernes, 27 de abril de 2012

SEXO EN LA MENOPAUSIA




Sexo en la menopausia:

Conforme el ser humano crece atraviesa diferentes etapas de la vida que de una u otra forma modifican variados aspectos de su existir en áreas de gran importancia como lo es el trabajo, la vida socio-familiar y la sexualidad.

De igual forma a las mujeres específicamente, les corresponde atravesar la etapa de la menopausia en su vida, con orgullo y satisfacción, de modo que este tiempo en donde el cuerpo femenino toma grandes cambios sea un tiempo en donde la plenitud y la salud de su vida sexual no se vean negativamente afectadas.

¿Qué pasa en la menopausia?

El término menopausia se refiere específicamente al momento en que cesa la menstruación, que se presenta a una edad aproximada de 50 años, en el que intervienen una serie de cambios hormonales que van a provocar alteraciones de gran repercusión en la fisiología corporal y por ende en el desenvolvimiento diario de la mujer en su vida íntima y social.

La función ováricano se interrumpe de forma brusca, sino que disminuye con lentitud. Con la pérdida de esta función, hay un descenso de estrógenos que es el motivo de la irregularidad de los ciclos menstruales y de su retirada (o menopausia)

La menopausia conlleva distintos cambios en la respuesta sexual de la mujer y síntomas tales como:

Sudoración nocturna

Cambios de humor

Ansiedad

Sofocos

Cambios en la piel

Pérdida de masa ósea

En la actualidad las connotaciones negativas acerca del sexo en la menopausia están en declive.

Específicamente, los cambios que la mujer notara en su intimidad sexual y genital al disfrutar del sexo en la menopausia son:

Lubricación vaginal más lenta y de menor volumen

La penetración peneana o digital puede ser dolorosa y producir pequeñas lesiones

La respuesta sexual es más lenta

Disminuyen, en la piel, las sensaciones táctiles

Disminución de la libido y el deseo sexual

Menor producción de fantasías sexuales

Orgasmos más difíciles de alcanzar

Disminuye y se afina el vello púbico

Se encogen los labios menores y mayores

Disminuyen el tamaño, la turgencia y erección del clítoris

Disminuye la acidez vaginal aumentando la posibilidad de las infecciones vaginales

Se alisan las paredes de la vagina (antes de la menopausia son rugosas) y se hacen más sensibles

Atrofia cervicouterina.

Resequedad de la mucosa vaginal.




Momento crucial en la vida femenina

El llegar a la etapa de la menopausia, representa un punto de transición en la vida de cada mujer.

Por un lado, con la menopausia se ve el comienzo de la entrada a la vejez y la imposibilidad de un embarazo. Por otro, al contrario, la menopausia representa el inicio clave para gozar de una vida sexual madura y disfrutar de una sexualidad autentica, propia y sin preocupaciones de un embarazo no deseado.

La mujer debe vivir la menopausia con naturalidad y alegría

La menopausia representa definitivamente un acontecimiento en la historia personal de cada mujer, que debe de ser aceptado con profunda satisfacción.

Este cambio tan importante en la vida femenina podría verse como el punto necesario para empezar a gozar de una sexualidad única y sin límites, ya que al llegar a esta etapa la mujer tiene en su cuerpo, la experiencia y la sabiduría para gozar del sexo en la menopausia hasta saciarse sin tener las constantes preocupaciones que le molestaban en años anteriores como la posibilidad de un embarazo, la poca experiencia, el miedo a probar cosas nuevas, entre otros.

Disfrutando de la madurez sexual




A pesar de las dificultades que los cambios sufridos por el cuerpo pueden traer, vivir el sexo en la menopausia no tiene por que dejar de ser una experiencia sumamente exquisita y gratificante.

Lo importante es recordar que la vida erótica y sexual no termina con la menopausia, por el contrario, es una etapa para disfrutar en plenitud, haciendo uso de los conocimientos adquiridos y dejando de lado sus tabúes y preocupaciones con respecto al sexo.

Cuando la mujer entra a la menopausia es el momento ideal para mantener el sexo que siempre añoro, ya que ahora, al ser una mujer madura conoce con certeza lo que le gusta, lo que busca, lo que desea.

Además, hay que recordar que se ha dado un aumento de la expectativa de vida, por lo que una mujer puede transcurrir casi la mitad de su vida luego del cese de sus menstruaciones, siendo esto así, es claro que la mujer merece vivir los años siguientes manteniendo una óptima salud sexual, gozando del sexo, del amor y la pasión.

Muchas mujeres disfrutan intensamente del sexo en la menopausia, inclusive más que en años anteriores, porque pierden el miedo al embarazo, lo que les permite relajarse y entregarse únicamente al disfrute.

Además, es fácil que la relación de pareja mejore, puesto que en esta etapa de madurez sexual, los cambios experimentados también por parte del hombre hacen que su urgente impulso sexual se modifique y por ende invierta más tiempo en realizar caricias a su pareja así como juegos previos más apetecibles.

Tampoco olvidemos que no sólo el coito es fuente de placer sexual. Aparte de la zona genital, hay otros lugares en nuestro cuerpo que también son zonas erógenas capaces de hacernos disfrutar y esto es más notable según se da el paso de los años.

Consejos para vivir el sexo en la menopausia

Para evitar diversas molestias durante el acto sexual, existen opciones que pueden ayudar con este propósito entre ellas:

La terapia de reemplazo hormonal: Este tratamiento es de suma importancia para recuperar el equilibrio hormonal del cuerpo y reestablecer por lo tanto una mejor función genital del cuerpo, por lo que usando el reemplazo hormonal, se puede recuperar el interés sexual que ve diminuido en la menopausia, así como la vitalidad en la mujer y la lubricación vaginal.

Uso de lubricante, para que la penetración sea menos dolorosa, además de poder convertirse en un travieso juego sexual.

Mantener una buena higiene urogenital

Llevar una dieta adecuada

Lo más importante:
 Dedíquese simplemente a disfrutar y a dejarse llevar por un camino erótico que la encamine hacia un apetecido orgasmo. Cierre sus ojos y ponga en práctica sus conocimientos y sus deseos.

El sexo en la menopausia representa libertad y tranquilidad

fuente:tuguiasexual.com


SALUD SEXUAL DURANTE LA MENOPAUSIA






En la antigüedad, los alquimistas persiguieron algunas quimeras como la transmutación de metales corrientes en oro o la búsqueda de la piedra filosofal, con la que lograr la vida eterna. También la ciencia persigue una quimera cuando, a través de la química, pretende lograr un producto que administrado a las mujeres les despierte el apetito sexual y las haga más receptivas y voluptuosas a los requerimientos de sus parejas y de forma permanente y, lo que es más difícil aún, a través de toda la vida.


Esta búsqueda se ha incrementado con más ahínco si cabe a partir de los buenos resultados obtenidos con Sildenafilo (Viagra®) en los trastornos de erección en el hombre, lo que ahora llamamos disfunción eréctil. Recientemente se ha presentado en el Congreso Europeo de Medicina Sexual celebrado en Lyon (Francia) un producto cuyo principio activo es Flibanserina y que dicen mejora la pérdida de deseo sexual femenino. Se espera poder comercializarla en Europa para 2013, aproximadamente. Según explica John M. Thorp Jr., responsable de estos estudios, ellos fueron los primeros en evaluar una terapia que funcionara a nivel cerebral para aumentar la libido en mujeres con bajo deseo sexual. “La Flibanserina era un mal antidepresivo, sin embargo, se observó que aumentaba la libido en animales de laboratorio y seres humanos. Por ello realizamos múltiples ensayos clínicos y las mujeres de nuestros estudios que lo tomaron por un deseo sexual bajo decían sentir mejoras y experiencias sexuales satisfactorias”.

Es un fármaco que hay que consumir durante tiempo para notar sus efectos. Hasta la cuarta semana no logra superar un poco a los placebos y sólo transcurridos seis meses se hace más patente la mejoría. No se han estudiado sus efectos en la población que está más afectada: las mujeres menopáusicas. En estas condiciones, podemos esperar que será difícil lograr que las mujeres persistan en el consumo diario con efectos tan poco inmediatos.

Ambos son productos hallados por casualidad, es decir, como consecuencias no buscadas. Sildenafilo es una molécula que intentaba mejorar problemas coronarios y acabó modulando los mecanismos íntimos de la erección masculina. Flibanserina también se estudió hace tiempo como antidepresivo y asimismo falló, pero se detectó que actuaba sobre el sistema nervioso central y mejoraba aspectos psicológicos claves en la sexualidad de las mujeres.

Existe una gran diferencia entre estas dos deficiencias que perturban la sexualidad humana. La erección en el hombre es un problema hidraúlico, siempre y cuando, previamente, exista deseo y apetencia. Sildenafilo (y sus seguidores, más eficaces y seguros, Tadalafilo y Vardenafilo) no son afrodisiacos; no producen ni incrementan la apetencia sexual. Tan es así que los más beneficiados han sido los hombres jóvenes, víctimas de una lesión medular, pero que mantienen un potente deseo sexual; con todos ellos se consigue una erección casi normal. Sin embargo, se muestran poco efectivos, por otra parte, en aquellos hombres que a pesar de tener una integridad anatómica normal, carecen, por las razones que fueren, de apetencia sexual.

SALUD SEXUAL TRAS LA MENOPAUSIA.

En el llamado trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH) que afecta en nuestra sociedad a un significativo porcentaje de mujeres especialmente tras la menopausia, el problema no consiste en ninguna alteración anatómica o funcional sino en la inapetencia y aún rechazo de la actividad sexual, que condiciona (no debemos olvidarlo para no medicalizar en exceso situaciones aceptadas…) alteración o merma de la calidad de vida de la afecta. Se produce una verdadera des-erotización más o menos aguda del pensamiento femenino que las mujeres compendian con la sencilla expresión de: “no tengo ganas”. Sintetizando la cualidad de ambos problemas cabría decir que mientras la disfunción eréctil masculina se puede resumir con la frase: “querer y no poder”, en el deseo sexual hipoactivo femenino podría decirse que es un “poder y no querer”.

Un producto afrodisíaco (que por otra parte no existen) en teoría sería aquella substancia que administrada a una persona le despertara los deseos de tener actividad sexual, según su orientación sexual, y en caso de no tener con quien realizarlo, liberar la tensión sexual acumulada mediante la masturbación.

La industria farmacéutica, verdadero compendio moderno de la antigua alquimia, choca una y otra vez en la misma piedra porque probablemente no valora de forma suficiente la importancia que los factores emocionales, sentimentales, sociales y aún culturales, pueden llegar a ejercer e incluso ejercen de hecho sobre la apetencia, el desempeño y la satisfacción de la sexualidad femenina. La disfunción más frecuente en la pareja heterosexual a cualquier edad, es la discrepancia en la apetencia sexual de hombres y de mujeres y se agudiza alrededor de los 45 años en las mujeres, coincidiendo con el declinar esteroideo ovárico.

Para poder entender las razones de todo ésto es menester que recordar por donde discurre la sexualidad humana, especialmente la heterosexual matrimonial (o al menos en pareja). Partamos de la base de que toda persona nace sexuada, es decir, con pulsiones sexuales que precisa satisfacer periódicamente. La secreción hormonal gonadal proporciona el impulso y la apetencia sexual; pero luego es el cerebro el que las regula, las modera, las frena, las desvía o permite satisfacer, en función del código social y moral que rige la mente del individuo, de su voluntad y de su libertad. Todo ello es mucho más que lo instintivo, mucho más complejo que lo simplemente hormonal pues afecta a la cultura, a la educación, a la moral a veces, a lo heredado incluso.

Cada persona genera una cantidad variable de energía libidinal por la que es más o menos “fogosa”, explicándolo en términos coloquiales. Esta particularidad no tiene mucho que ver con la virilidad o la femineidad del individuo. Ambas están en relación, más bien, con la inclinación o la dirección hacia la que se orienta esa energía; sea hacia su mismo sexo o hacia el sexo contrario (ésa sería la identidad u orientación sexual). La líbido (el impulso sexual, la pulsión libidinal, en términos psicoanalíticos) procede de la esencia misma del individuo y constituye una porción más o menos grande de la energía vital del mismo. El impulso sexual no tiene una correlación directa con las tasas de hormonas sexuales en sangre. La administración exógena de hormonas sexuales, especialmente testosterona, pueden incrementar el impulso, pero lo que no logra cambiar es la orientación sexual.

En la menopausia se produce un descenso muy importante en la secreción hormonal como consecuencia del agotamiento de la actividad de ambos ovarios. También el hombre, con la edad, sufre un paulatino declinar en la producción hormonal por el testículo, aunque parece que es mucho más gradual y no comienza sino hasta más allá de los 55 años como media.

La fisiología sexual “impone” (¿siempre?, cabria preguntarse) la necesidad biológica de liberar periódicamente esa energía, con la frecuencia con que a cada cual se lo demande su organismo, para el mantenimiento de la salud física y sobre todo psíquica. En ambos sexos, pero especialmente en el hombre, este desahogo llega a constituir un hábito, una costumbre, que tiene mucho de aprendizaje. Así, cada hombre, para sentirse cómodo, precisa eyacular con una periodicidad determinada, que salvo enfermedad u otros problemas que le ocupen la mente, mantendrá casi invariablemente hasta, por lo menos, la década de los 70 años. Sin embargo la apetencia sexual de la mujer es mucho más sutil y variable porque está muy condicionada por el ciclo ovárico, su ritmicidad hipotalámicamente regulada y por la fisiología reproductiva: menstruación; ovulación; fase premenstrual (síndrome premenstrual; dismenorrea) y con el embarazo, puerperio y lactancia. Por otro lado, el paulatino agotamiento del capital folicular y su déficit en la producción de Estradiol, conllevan la aparición del síndrome climatérico (SC) que se manifiesta con intensidad muy variable de unas mujeres a otras, en la peri y posmenopausia. El 80% de las mujeres que manifiestan diferentes grados de SC, lo sufren hasta dos años antes de ocurrida su menopausia.

Todas estas circunstancias biológicas, en mayor o menor medida, producen un impacto psicológico y emocional de tal envergadura que alteran de forma muy importante la actividad sexual de la mujer a lo largo de su vida. Los condicionantes de vivir en pareja modulan, modifican o empeoran estas circunstancias por las dificultades añadidas de la propia convivencia. La historia de cada pareja, su devenir en el espacio y en el tiempo, su cultura de compartir, sus respetos y sus enfrentamientos al lo largo de su existencia común, pueden modular culturalmente todas esas modificaciones de sus propias sexualidades de forma tan importante como los cambios hormonales a los que nos referíamos.

ENERGÍA LIBIDINAL Y CLIMATERIO.

No es tan importante la cantidad de energía libidinal que genere una persona, cuanto que esa energía encuentre cauces fluidos de liberación desde sus comienzos. Un individuo vivirá tanto más crispado, obsesivo y atormentado, cuanto mayor sea la líbido que su organismo produzca y más obstáculos le ponga (le pongan) para su normal efusión. Esa energía, hasta cierto punto se puede desviar o emplear en otras actividades a través de la sublimación, utilizando de nuevo el lenguaje psicoanalítico. La líbido con la que a cada uno le ha dotado la madre naturaleza cabe liberarla de forma fisiológica, con la frecuencia con que cada cual lo necesite, con deleite, sin asco, temor o culpa. Por el contrario, se puede tratar de reprimirla, domeñarla o desviarla. Que se haga una u otra cosa, genera hábitos y pautas de conducta de capital importancia para la salud física y psíquica del individuo, lo cual redundará sin duda alguna sobre la vida social y privada del sujeto. No olvidemos que, finalmente, lo que sucede en el climaterio suele ser la consecuencia de lo que cada mujer ha vivido acerca de su salud sexual en los treinta o cuarenta años previos e incluso antes, durante su infancia y en la época del descubrimiento de su ser sexuado.

La sexualidad es impulso y es instinto, pero en el ser humano también es una forma de comunicación, una suerte de socialización de las conductas y constituye un juego, que puede llegar a hacer de él un arte, un gesto rutinario, o un acto de vileza o de oprobio. Como tal juego, precisa de afición, de entrenamiento, de recreación y de gusto. Si al sexo no se le hace lugar en la vida de un joven, cuando su personalidad está fraguando, es difícil que lo encuentre, lo disfrute y lo goce en la edad adulta.

El sexo es un juego cuyos fundamentos deberían aprenderse en la pubertad. Quien en esa etapa de la vida ha recibido mucha represión y ha ejercido sobre su cuerpo un férreo control, crece y se desarrolla poco sexuado o por el contrario, neuróticamente obsesivo del sexo. En nuestra cultura (en prácticamente todas, seguramente), es bien sabido que la represión sexual se ha ejercido con más intensidad sobre la mujer. Por ello, en nuestro medio, la mujer es menos proclive que el hombre a resolver su tensión sexual mediante la masturbación. El desinterés por el sexo inculcado a la mujer, junto a la gran ignorancia sobre el funcionamiento de su propio cuerpo, origina múltiples problemas en su vida adulta y en sus relaciones sexuales de pareja. Son muchas todavía las mujeres que acceden al matrimonio siguiendo una “ley de vida”, sin que el sexo tenga para ellas el más mínimo atractivo, si acaso, como trámite imprescindible para engendrar. La mayoría de las mujeres, al menos hasta hace bien pocos años, se sienten desde bien jóvenes, acosadas y desbordadas por la apetencia sexual de sus parejas y por la imperiosa y obsesiva necesidad de los hombres de penetrar, frotar y eyacular. Afortunadamente, esa situación es cambiante en función de los cambios culturales que la sociedad en democracia produce también en los individuos y en sus relaciones sociales.

Cada vez son menos las mujeres que acepten sin protestar el llamado “débito conyugal”. Pero muchos ginecólogos declaran haber observado en sus consultas muchas mujeres que estaban muy orgullosas de no haberse negado nunca a complacer los requerimientos sexuales de sus maridos.

Muchas personas relacionan la actividad sexual exclusivamente con la juventud, de modo que ejercida o realizada después de determinada edad, adquiere una denostada connotación de actividad viciosa, insana y aún peligrosa para la salud. Para ellas, existiría una verdadera “jubilación sexual” una vez acontecida, por ejemplo, la menopausia. A ello contribuye a veces, la incomprensión, distanciamiento, cuando no crítica, sobre la supuesta actividad sexual de los abuelos por parte de sus nietos o, lo que es aún peor, por parte incluso de los hijos. La mayoría de los hombres aspiran a practicar el sexo lo más posible y casi todos se conformarían con poder hacerlo “ad libitum” por lo menos hasta los 65 años. Sin embargo las mujeres, salvo las entusiastas del sexo -que son las menos- estiman una buena edad para retirarse de esos menesteres, cuando llegan a la menopausia. Esa actitud, lejos de natural o de conveniente, es origen a veces en exclusiva de muchas disfunciones eréctiles masculinas que tiene su origen en el abandono progresivo de la actividad amatoria a partir de ese acontecimiento.

El sexo, como actividad física y psíquica que es, cabe desde no realizarla nunca, hasta practicarlo periódicamente o con frecuencia, con sosiego o con apasionamiento y violencia. No tiene una edad de comienzo ni de final. Nos acompaña toda la vida, pues nacemos y nos desarrollamos indefectiblemente sexuados; otra cosa es que se le preste toda la atención que merece. Su uso, goce y disfrute no dependen tanto de la edad o del estado físico general de la persona, sino de la relevancia que haya tenido en la vida del sujeto y de la sensación global que de él guarde. Es primordial que se tenga al lado la persona que motive, estimule y provoque. Lo cierto es que “cuanto menos se hace, menos apetece”. Los achaques, las enfermedades crónicas y sus tratamientos médicos, las intervenciones quirúrgicas, la yatrogenia a veces son en muchas ocasiones determinantes en la interrupción de una actividad sexual rítmica y satisfactoria que después, frecuentemente, ya no se recupera. Sólo el gusto, la afición y el reconocimiento de los beneficios que reporta a la persona y a la pareja, permiten buscarlo y satisfacerlo, superando todo tipo de obstáculos y dificultades.

Hombres y mujeres tienen en general un concepto y una vivencia del sexo absolutamente dispares, si no contrapuestos: en el hombre predomina la genitalidad; en la mujer la emoción y el sentimiento. En el hombre prima el sentido de la vista, en la mujer el oído. El sexo para el hombre puede (suele) convertirse en una rutina, para la mujer es un acontecimiento, salvo que en su rol de esposa, contemple como lo más natural el “débito conyugal”. Así, siendo el coito un acto sexual / reproductor, la mayoría de los hombres hacen de él, el acto sexual por excelencia, no contemplando otras alternativas, con lo cual los problemas de erección en el hombre y de coitalgia en la mujer adquieren tanta trascendencia a partir de los 50 años. Se ha afirmado que los genitales femeninos no son un instrumento de percusión, sino de cuerda; así, son más receptivos a la caricia suave que al aporreamiento inmisericorde, por más que la pornografía para consumo masculino así lo presente.

DISFUNCIÓN SEXUAL PERICLIMATÉRICA.

Se ha mencionado que la disfunción más frecuente en la pareja heterosexual, a cualquier edad, es la discrepancia en la apetencia sexual de hombres y de mujeres, y se agudiza en la cuarta década de la vida de la mujer. Esto produce un tremendo desconcierto en muchos hombres, con buena relación de pareja, que se sienten atraídos y estimulados por sus mujeres, que no quieren buscar fuera de casa la satisfacción a sus necesidades, pero que se ven demasiadas veces rechazados o esquivados. Muchas mujeres dicen prestarse periódicamente a realizar el acto sexual “por pena” o “por lástima”. Los hombres quieren que ellas participen con entusiasmo y eso sí que ya “es pedir demasiado”, según algunas. Hay mujeres que se defienden diciendo que desearían sentirse seducidas, cada vez. A lo que los hombres responden que el sexo así se convierte en la consecución de un logro, por el esfuerzo requerido y lo magro de los resultados: el orgasmo dura apenas unos segundos y frecuentemente ni se comparte con la compañera que cedió al deseo masculino sin otra participación.

Sea como fuere que se considere es preciso recordar que, afortunadamente, la Naturaleza nos ha hecho autosuficientes, sexualmente hablando: sólo hay que necesitarlo, darse permiso, soltar la imaginación y disfrutarlo. Nadie tendría que sentir incomodidad, sentirse incómodamente “salido” o irritable, sin necesidad de tener que mendigar, pagar o exponerse a mayores complicaciones. Como bien dice el refrán castellano: “Comer y rascar, todo es empezar”.

De todas maneras, es un hecho que la sexualidad femenina es muy compleja, con más resortes que un telar, por lo que es altamente improbable que los nuevos alquimistas farmacéuticos encuentren o diseñen alguna vez ese producto mágico que ponga a una mujer como joven excitada, independientemente de su realidad y de su circunstancia vital. Pensamos así que el único afrodisíaco que funciona en la mujer, hoy por hoy, es el AMOR. Profesionalmente todos hemos tenido la oportunidad de ver los “milagrosos” efectos del amor sobre órganos “secos y atrofiados” por la falta de estrógenos o, simplemente, por la falta de uso.

fuente:neyro.com


miércoles, 11 de enero de 2012

LA DISFUNCION SEXUAL EN LA MUJER















Muchas mujeres no disfrutan del sexo por problemas graves. Sus parejas deben saber qué son las disfunciones sexuales antes de juzgarlas.

Normalmente, cuando la mujer evita el sexo, se resiste a gozar o lo hace tan rápido para cumplir y adiós, la pareja piensa muchas bobadas, desde el clásico “tiene otra persona” hasta el peligroso “me odia”, “me repudia” o “le doy asco”. Lo cierto es que algo de lo anterior puede haber (nada garantiza que la mujer de nuestro corazón nos desee de la misma manera), pero también pasa –y cada vez más– que estemos frente a un problema serio al cual no se presta atención.


“Yo soy así”, decía ella, armada contra su derecho de sentir. “Ten los orgasmos tú, eso me hace feliz”, decía ella, ilusa, ignorando que el orgasmo propio se hincha cuando tu acompañante también lo vive, minutos antes, en simultáneo o después del tuyo. “Ya disfrutaste, ahora déjame en paz”, decía ella, en el grado más alto de apatía, sin presumir cómo su apatía golpeaba, justo allí.


La disfunción orgásmica es un tema serio. En su grado primario –o más grave–, se da cuando una mujer nunca ha tenido un orgasmo. Entre el 10 y el 15% de mujeres no ha vivido la fabulosa experiencia de sentirlo.



Cuando ella ha tenido orgasmos en el pasado (no con otro, sino en otro tiempo), pero ahora no puede, nos enfrentamos a una disfunción secundaria. Muy frecuente, muy poco atendida. Ella opta por resignarse pensando en que hay cosas más importantes.



De acuerdo con información de la University of Iowa, entre el 33 y el 50% de las mujeres están insatisfechas con la frecuencia de sus orgasmos.



LAS CAUSAS:


- Antecedentes de abuso sexual o violación.
- Aburrimiento y monotonía en la actividad sexual.
- Algunos fármacos de venta con receta, como flouxetina (Prozac), paroxetina (Paxil) y sertralina (Zoloft).
- Trastornos hormonales, cambios hormonales debido a la menopausia y enfermedades crónicas que afectan la salud general y el interés sexual.
- Trastornos médicos que afectan la inervación a la pelvis (como la esclerosis múltiple, la neuropatía diabética o alguna lesión de la médula espinal).
- Actitudes negativas hacia el sexo (normalmente aprendidas en la niñez o en la adolescencia).
- Timidez para pedir cualquier tipo de estimulación que funcione mejor.
- Conflictos o falta de cercanía emocional dentro de la relación.


DATOS


- El tratamiento a cargo de un especialista puede involucrar educación, terapia conductual cognitiva y otros.
- La mayoría de las mujeres requiere la estimulación del clítoris.
- Una serie de ejercicios de pareja para practicar, comunicación, una estimulación más efectiva y el jugueteo pueden ayudar.









fuente:peru21.pe