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miércoles, 11 de enero de 2012

LA DISFUNCION SEXUAL EN LA MUJER















Muchas mujeres no disfrutan del sexo por problemas graves. Sus parejas deben saber qué son las disfunciones sexuales antes de juzgarlas.

Normalmente, cuando la mujer evita el sexo, se resiste a gozar o lo hace tan rápido para cumplir y adiós, la pareja piensa muchas bobadas, desde el clásico “tiene otra persona” hasta el peligroso “me odia”, “me repudia” o “le doy asco”. Lo cierto es que algo de lo anterior puede haber (nada garantiza que la mujer de nuestro corazón nos desee de la misma manera), pero también pasa –y cada vez más– que estemos frente a un problema serio al cual no se presta atención.


“Yo soy así”, decía ella, armada contra su derecho de sentir. “Ten los orgasmos tú, eso me hace feliz”, decía ella, ilusa, ignorando que el orgasmo propio se hincha cuando tu acompañante también lo vive, minutos antes, en simultáneo o después del tuyo. “Ya disfrutaste, ahora déjame en paz”, decía ella, en el grado más alto de apatía, sin presumir cómo su apatía golpeaba, justo allí.


La disfunción orgásmica es un tema serio. En su grado primario –o más grave–, se da cuando una mujer nunca ha tenido un orgasmo. Entre el 10 y el 15% de mujeres no ha vivido la fabulosa experiencia de sentirlo.



Cuando ella ha tenido orgasmos en el pasado (no con otro, sino en otro tiempo), pero ahora no puede, nos enfrentamos a una disfunción secundaria. Muy frecuente, muy poco atendida. Ella opta por resignarse pensando en que hay cosas más importantes.



De acuerdo con información de la University of Iowa, entre el 33 y el 50% de las mujeres están insatisfechas con la frecuencia de sus orgasmos.



LAS CAUSAS:


- Antecedentes de abuso sexual o violación.
- Aburrimiento y monotonía en la actividad sexual.
- Algunos fármacos de venta con receta, como flouxetina (Prozac), paroxetina (Paxil) y sertralina (Zoloft).
- Trastornos hormonales, cambios hormonales debido a la menopausia y enfermedades crónicas que afectan la salud general y el interés sexual.
- Trastornos médicos que afectan la inervación a la pelvis (como la esclerosis múltiple, la neuropatía diabética o alguna lesión de la médula espinal).
- Actitudes negativas hacia el sexo (normalmente aprendidas en la niñez o en la adolescencia).
- Timidez para pedir cualquier tipo de estimulación que funcione mejor.
- Conflictos o falta de cercanía emocional dentro de la relación.


DATOS


- El tratamiento a cargo de un especialista puede involucrar educación, terapia conductual cognitiva y otros.
- La mayoría de las mujeres requiere la estimulación del clítoris.
- Una serie de ejercicios de pareja para practicar, comunicación, una estimulación más efectiva y el jugueteo pueden ayudar.









fuente:peru21.pe

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